La Paz, B.C.S., 30 de septiembre de 2025. – Este martes se conmemoran 49 años del Huracán Liza, un fenómeno meteorológico que se convirtió en uno de los desastres naturales más devastadores de la historia de Baja California Sur. El 30 de septiembre de 1976, Liza tocó tierra como un huracán de categoría 4 en la ciudad de La Paz, con vientos sostenidos que superaban los 210 km/h, dejando a su paso destrucción, luto y un profundo impacto en la comunidad.
Impacto en la población y la infraestructura
El huracán causó el desbordamiento del Arroyo El Cajoncito, arrastrando viviendas, vehículos y personas. Más de 30 colonias resultaron afectadas, y se estima que alrededor de 20,000 habitantes quedaron damnificados. La tragedia dejó un saldo oficial de 650 muertos, aunque se cree que la cifra real podría haber sido aún mayor debido a la magnitud del desastre y la dificultad para contabilizar a todas las víctimas en aquel entonces.
La infraestructura de La Paz quedó severamente dañada. Viviendas, escuelas, hospitales y comercios fueron arrasados por las fuertes lluvias y vientos. Calles y avenidas se convirtieron en ríos de lodo y escombros, y la ciudad quedó prácticamente incomunicada durante varios días. La reconstrucción tardó meses y marcó un antes y un después en la gestión de emergencias en el estado.
Respuesta y recuperación
En 1976, la respuesta ante desastres naturales no contaba con los sistemas de alerta temprana actuales. Sin embargo, la sociedad civil y las autoridades locales se movilizaron para brindar apoyo a los damnificados. Se instalaron albergues temporales y se organizaron brigadas para atender a las personas afectadas y comenzar la limpieza de calles y hogares.
El Huracán Liza dejó lecciones fundamentales sobre la importancia de la prevención, la planificación urbana y la cultura de protección civil, que hoy son parte de las políticas de emergencia en Baja California Sur.
Conmemoración y memoria
Hoy, casi cinco décadas después, La Paz recuerda a las víctimas del Huracán Liza con ceremonias y homenajes, especialmente en el Panteón de los Sanjuanes, donde se rinde tributo a quienes perdieron la vida aquel 30 de septiembre de 1976. La conmemoración no solo es un acto de memoria histórica, sino también un recordatorio de la importancia de estar preparados ante fenómenos meteorológicos.
Autoridades locales, Protección Civil y organizaciones de la sociedad civil llaman a la población a mantener vigente la cultura de prevención, revisando planes familiares, rutas de evacuación y medidas de seguridad, especialmente en temporada de huracanes.
El recuerdo del Huracán Liza sigue vivo en la memoria colectiva de Baja California Sur, y cada aniversario sirve para fortalecer la resiliencia de la comunidad y honrar a quienes sufrieron la tragedia.