En un contexto de agitación nacional, el presidente venezolano Nicolás Maduro ha anunciado el adelanto de la temporada navideña para el 1 de octubre, mediante un decreto nacional. La medida llega en un momento de intensas críticas por su reciente proclamación de victoria en las disputadas elecciones presidenciales de julio, a pesar de la falta de transparencia en los resultados y acusaciones de fraude.
Maduro, quien ha estado en el poder desde 2013, presentó su decreto en el programa de televisión “Con Maduro Más”, donde afirmó que el país iniciará la temporada navideña “con paz, felicidad y seguridad”. El anuncio fue recibido con vítores por un público selecto, incluyendo a su esposa y varios funcionarios del gobierno, pero ha sido objeto de burlas y críticas en redes sociales.
El adelanto de la Navidad ha sido visto por muchos como un intento de distraer a la población de las graves crisis que enfrenta Venezuela, incluyendo un colapso económico, un apagón nacional reciente, y severas violaciones de derechos humanos. La situación política se ha deteriorado aún más tras las elecciones, que fueron ampliamente criticadas por organizaciones internacionales por carecer de condiciones democráticas adecuadas.
Desde las elecciones, el gobierno ha arrestado a miles de personas, acusando a algunos de terrorismo y reprimiendo violentamente las protestas. El fiscal general ha emitido una orden de detención contra el principal candidato opositor, Edmundo González, mientras que el gobierno culpa a la oposición del apagón nacional sin presentar pruebas.
En medio de esta crisis, algunos defensores del gobierno argumentan que la extensión de la temporada navideña es una forma de levantar el espíritu nacional. Sin embargo, para muchos venezolanos, la Navidad se ha vuelto una celebración agridulce debido a la emigración masiva y la dura realidad de la crisis, con festividades que ahora se celebran principalmente a través de videollamadas y homenajes a los ausentes.