El ejército ucraniano utilizó por primera vez misiles de largo alcance de fabricación estadounidense, conocidos como ATACMS, para atacar objetivos dentro de Rusia, según informaron funcionarios de ambos países. Este importante cambio en la política de Estados Unidos fue autorizado por el presidente Joe Biden el pasado domingo. El ataque, dirigido a un depósito de municiones en la región de Briansk, en el suroeste de Rusia, buscó debilitar las capacidades militares rusas.
El Ministerio de Defensa ruso afirmó que cinco de los seis misiles fueron derribados, mientras que el impacto del sexto provocó un incendio en una instalación militar. Por su parte, Ucrania destacó que el ataque alcanzó almacenes con munición de artillería, incluidas provisiones provenientes de Corea del Norte, cuya incorporación al conflicto ha generado preocupación en Occidente.
La autorización de Biden llega en un contexto de incertidumbre política, con la próxima asunción de Donald Trump como presidente electo, quien ha prometido buscar una resolución rápida al conflicto. Esta decisión parece estar vinculada al refuerzo del apoyo militar a Ucrania en respuesta a las recientes escaladas por parte de Rusia y sus aliados, como el envío de soldados norcoreanos.
El ataque coincide con un anuncio del presidente Vladimir Putin sobre la reducción del umbral para el uso de armas nucleares, en lo que parece ser una advertencia frente a la entrega de misiles de largo alcance por parte de Estados Unidos a Ucrania. El Kremlin calificó esta acción como una escalada significativa en el conflicto.