La reciente detención del alcalde de Teuchitlán, José Ascensión Murguía, ha revelado vínculos directos con el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), al que presuntamente apoyaba con recursos municipales, como policías y armas, a cambio de pagos mensuales. Durante la audiencia inicial, la Fiscalía General de la República (FGR) presentó testimonios que lo implican incluso en la eliminación de restos humanos dentro del llamado “rancho del horror”.
Este predio, ubicado a poco más de una hora de Guadalajara, fue redescubierto por colectivos de familiares de personas desaparecidas en marzo, quienes encontraron restos óseos y prendas de ropa que sugerían la existencia de un centro de exterminio. Las autoridades, sin embargo, han evitado utilizar ese término, limitándose a describir el sitio como un centro de operaciones del CJNG.
La versión oficial ha sido contradictoria: mientras el fiscal Alejandro Gertz ha negado públicamente la existencia de crematorios en el rancho, estudios académicos y testimonios de buscadores sugieren lo contrario. Se ha documentado la presencia de cenizas y restos sometidos a altas temperaturas, lo que refuerza la hipótesis de quemas sistemáticas en el lugar.
El caso pone en evidencia una posible red de complicidad institucional que permitió operar al CJNG con libertad en Teuchitlán. A pesar de que las autoridades conocían del sitio desde al menos septiembre de 2024, no se aseguraron ni investigaron a fondo el terreno. La detención de Murguía podría abrir nuevas líneas de investigación sobre la colaboración de funcionarios con el crimen organizado en Jalisco.