Reconocer y dignificar al magisterio, una deuda pendiente en México

El día de ayer se conmemoró el día de las Maestras y los Maestros: Reconocer, valorar y actuar por el magisterio en México. Es momento para detenernos a reflexionar sobre el lugar que ocupa el magisterio en nuestra sociedad. Reconocer su labor, valorar su papel y actuar en consecuencia no solo es justo: es esencial para garantizar el derecho a aprender de niñas, niños y adolescentes en México.

El trabajo cotidiano de maestras y maestros hace posible el aprendizaje. Son profesionales que con sensibilidad, entrega y compromiso abren horizontes para millones de estudiantes. 

Su labor es insustituible: 

-Transformar vidas desde la primera infancia hasta la juventud. 

-Desarrollar el aprendizaje requiere formación, pericia y habilidades, pero sobre todo, condiciones adecuadas para ejercer la profesión.

Hoy en día, 2 millones 153 mil 916 docentes(1) sostienen el sistema educativo mexicano. De ellos, el 82% cuenta con estudios superiores relacionados con la educación (2), y sin embargo, sus condiciones laborales no reflejan la importancia estratégica de su labor. Con salarios base promedio de $7,130 en preescolar (3) y $7,890 en primaria (4), uno de cada diez docentes se ve obligado a buscar un segundo empleo. 

Con estos ingresos, ¿puede hablarse de un salario profesional digno? El Artículo 3° constitucional y la Ley General de Educación los reconocen como “agentes fundamentales del proceso educativo” y mandatan su revalorización. Pero este mandato está lejos de cumplirse. La política educativa ha sido inconsistente e inestable, con reformas que cambian sin ofrecer claridad ni certeza a quienes ejercen la docencia. La anunciada desaparición del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros en 2024 es un ejemplo de esa volatilidad que vulnera su desarrollo profesional.

Además, enfrentan retos estructurales graves: precariedad laboral, sobrecarga administrativa, brechas de género en los cargos directivos (las mujeres ocupan apenas el 35% de estos), falta de infraestructura en las escuelas —(19% sin agua potable en educación básica y media superior)—, y la limitada conectividad que afecta al 58.30% de los planteles (5). Todo esto limita el impacto de su labor y, con ello, el derecho a aprender.

Por eso, desde Mexicanos Primero sostenemos que revalorar al magisterio no debe limitarse a una declaración: es una responsabilidad social y fundamentalmente, gubernamental. Los gobiernos federal y locales deben asumir compromisos concretos:

• Garantizar condiciones laborales dignas, mejor acceso a la seguridad social, salario justo y equitativo, estabilidad laboral y bienestar socioemocional.

• Invertir en entornos escolares adecuados, con infraestructura segura, conectividad y recursos pedagógicos.

• Impulsar su desarrollo profesional, con programas de formación y acompañamiento pertinentes.

• Asegurar procesos transparentes y estables de ingreso, promoción y reconocimiento, que valoren el mérito y el compromiso.

• Apoyar la autonomía profesional docente, como base para mejorar las prácticas educativas e innovar.

• Potenciar redes de colaboración entre docentes, familias y comunidades para posicionar a la escuela como eje articulador de la política educativa.

Este día, nos pronunciamos por la revalorización del magisterio, que no debe seguir siendo una promesa incumplida: es hora de traducir ese reconocimiento en políticas y estrategias concretas. Las maestras y los maestros no solo enseñan, son quienes hacen posible el presente y construyen el futuro de México.

Desde esta organización consideramos que sin la dignificación de las y los maestros, el derecho a aprender no puede garantizarse plenamente.