La robótica y el rastreo satelital son las herramientas que podrían cambiar a este sector.
Los retos que tiene la agroindustria en los años venideros son variados y difíciles de resolver, para el año 2050 el mundo será un lugar más poblado, al menos habrá más de 10 mil millones de personas en el planeta, para alimentar a esta población los productores deberán incrementar en un 70 por ciento su producción con cada vez menos agua y tierras fértiles para el cultivo.
Para el Mtro. Gerardo García Barragán, Director General de Compu Campo S.A. de C.V, el reto para el campo es mayor, ya que el cambio climático causará afectaciones a la población mundial y a la agricultura, esto lo dijo durante su conferencia “Agro 4.0”, impartida a estudiantes y académicos de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).
Dichas afectaciones son hambrunas y pobreza extrema; para el año 2050 la hambruna podría alcanzar a 800 millones de personas y 2 mil millones no recibirán los nutrientes necesarios.
Ante estos escenarios, se visualizan tres diferentes alternativas para cambiar el difícil futuro que espera a millones de seres humanos:
Cambiar los métodos de producción aplicando tecnología.
Utilizar nuevas tecnologías para ofrecer más alimentos a los consumidores e incrementar la eficiencia de las cadenas de distribución.
Incorporar nuevas tecnologías y aplicaciones transversales lo que se conoce como “Agro 4.0”.
La industria alimentaria de la robótica e Internet de las Cosas
“Creo que será una excelente opción usar la agroindustria 4.0, verán, esto es usar la tecnología que hoy tenemos, para dar alternativas al mañana”, expuso.
La “Agro 4.0” es la incorporación de diferentes herramientas de tecnologías de la información, tecnologías de la comunicación, automatización de procesos, robótica y otras herramientas en beneficio de la producción agrícola para:
Facilitar el proceso de toma de decisiones.
Incrementar la producción y productividad.
Incrementar la rentabilidad.
Reducir el impacto al medio ambiente (sustentabilidad), como el uso de recursos naturales, fertilizantes sintéticos, agroquímicos y emisiones de gases de efecto Invernadero.
Lo anterior, redundará en seguridad alimentaria y reducción del impacto ambiental que deja el hombre en el planeta.
Se trata de incorporar nuevas tecnologías y aplicaciones a la industria, lo que permite una agricultura más inteligente, precisa, innovadora y sustentable.
Para el experto, la agricultura inteligente trata de procesos humanos estratégicos que buscan planear mejor la actividad con patrones de consumo, mercados y producciones bajo contrato.
“Las empresas van con los campesinos, ya lo hacen, pero se trata de hacerlo a mayor escala, y planean con ellos la cosecha de un producto especifico, papa, aguacate, pero todo esto bajo una estrategia de mercado, sustentable e inteligente”, expuso.
Por otro lado, gracias al uso de la tecnología, podría aplicarse otros métodos, como la agricultura de precisión, que es manejar el suelo con el uso de mapeos y corrección diferencial, averiguar si estos son funcionales.
También entra en esta agricultura de precisión la selección de semillas para conseguir mejores productos, siembra con planeación de densidad, monitoreo satelital, con drones e índices vegetales.
A su vez, se incorporará el uso de robots y sensores para la siembra y cosecha de los productos, aplicación de pesticidas menos dañinos, biofertilizantes y vigilancia de la salud de los cultivos.
“La robótica está cada vez más cerca de ser usada en este caso, con el uso de robots se vigilará la producción, cosecha, recolección y salud de cultivos, la mano de obra humana será cada vez menos necesaria, pero sí se requerirán personas capacitadas para el manejo mantenimiento y creación de estas máquinas”, expuso.
Otras alternativas han surgido en la agricultura se presentan en el cultivo de alimentos en las ciudades, en jardines y “techos verdes”, donde la población podría compensar sus necesidades alimenticias con productos cosechados por ellos mismos y así contribuir a la sustentabilidad del planeta y la vida humana.
No obstante, estas visiones del presente, que desean llevar a la humanidad al siguiente nivel, tienen sus limitantes; y es que, para aplicarlas se necesita inversión, Internet y recurso humano capaces de entender y usar la tecnología, características de las cuales carecen los países pobres o en vías de desarrollo que concentran sus recursos en otras necesidades.