- Sigue el reglamento de construcción sin modificarse, no para el crecimiento de las familias que habitan en zonas de arroyo y aún falta mucha cultura de prevención, alertó el comandante Carbajal
Leticia Hernández Vera
Los Cabos.- A 8 años de que el huracán Odile impactara Los Cabos el 14 y 15 de septiembre del 2014 y dejara a su paso devastación y daños estimados por 7 mil millones de pesos, sobre todo en infraestructura eléctrica, en lo general no se aprendió la lección, sigue creciendo sin control el número de familias que habitan en zonas de alto riesgo, no se modificó el reglamento de construcciones como se había proyectado y aún falta por generar mayor concientización de prevención a las familias que habitan el municipio y a las que van llegando.
Así lo aseveró el Comandante del Cuerpo de Bomberos de Cabo San Lucas, Juan Antonio Carbajal, tras recordar los momentos de pánico y terror que vivieron los habitantes de Los Cabos por el impacto de este devastador huracán.
Las invasiones en zonas de alto riesgo siguen creciendo sin control y con ello el número de familias en peligro constante y después de Odile han llegado cientos de familias que no vivieron el impacto de este fenómeno meteorológico y que jamás han tenido la experiencia de un ciclón de esta naturaleza, por lo que el reto es mayúsculo para todos, no solamente para la autoridad, sino para todos los cuerpos de emergencia.
Después del impacto del “Gigante del Pacífico” en el 2014 se tuvieron una serie de reuniones en el gobierno del estado, le tocó participar junto con el Colegio de Ingenieros y Arquitectos a nivel estatal y se discutía la modificación del reglamento de construcciones estatal y de ahí bajar las adecuaciones a los municipios.
“Estuvimos trabajando por varios meses y se logró un buen reglamento donde se agregaban las experiencias que nos dejó Odile, lamentablemente se acabó el gobierno estatal y ya no se publicó ese reglamento, que se quedó en el cajón de algún ex funcionario y fue muy lamentable porque fueron discusiones de horas, trajimos expertos a nivel internacional para que nos ayudaran a tener un buen reglamento de construcciones”.
Dijo que en lo que respecta a Bomberos, les correspondió participar en el capítulo de prevención contra incendios, pero ese documento estaba riquísimo en experiencias de Odile, incluso se contemplaba la resistencia por los vientos que dejó este huracán, también planteaba situaciones de prevención por cuestiones sísmicas. Lo más importante que proyectaba, adecuaciones para que las siguientes construcciones tomaran en consideración esas características de riesgo, pero nunca se concretizó pese a que costó horas de trabajo y discusión y ahí quedó todo tirado a la basura.
Destacó que las autoridades cambian y es muy difícil exigirles a los nuevos gobiernos que no vivieron la experiencia de ese huracán que actúen en consecuencia, ese es el problema que no hay continuidad, cuando no hay un plan y se acaba una administración y llega otra, es borrón y cuenta nueva y eso también tiene que ver con el manejo de las emergencias.
“Hay muy buena disposición de las autoridades locales actuales y se está trabajando pero en lo general siento que no aprendimos la lección y es probable que en un momento determinado vuelva a ocurrir lo mismo si llega a pegar un huracán como Odile o más grande”.
Recalcó que no se debe descartar que se puede volver a presentar un huracán de la intensidad de Odile o aún mayor, solo hay que recordar que un año después, en el 2015 el huracán Patricia que se consideró como el meteoro más grande de la historia en categoría 5, venía directo a Los Cabos pero se impactó en la parte serrana de Jalisco y no causó los estragos que se habían previsto.
El riesgo se tiene constante en Los Cabos porque estamos en el pasillo de Los huracanes y hay que estar preparados.
Hizo el llamado a la ciudadanía, porque una comunidad no es fuerte si sus habitantes no saben auto protegerse, no hay resiliencia por parte de las familias, si pasa un desastre esperan que el gobierno resuelva todo, que les de comida, refugio, cuando también es responsabilidad de las familias prepararse con su mochila de emergencia, alimentos para los dos primeros días después de la emergencia, revisar las viviendas y generar su plan de emergencia, pero no hay esa prevención, se piensa que no va a pasar nada y se le apuesta a eso pero el día que pasa nos lamentamos.