- Sumarán más de mil 500 horas de buceo a las 4 mil ya registradas en un cuarto de siglo de trabajo
- Los datos que recopilan busca informar los esfuerzos de protección de la biodiversidad marina
El monitoreo científico más exhaustivo de arrecifes rocosos que se realiza en el Golfo de California alcanza 25 años de trabajo ininterrumpido. Este 2023 celebra su cuarto de siglo con una expedición de 30 días, en la que participarán 18 especialistas que recorrerán el golfo para sumar más de mil 500 horas de buceo a las 4 mil registradas en lo que ha durado el proyecto.
El Programa de Monitoreo de Arrecifes Rocosos nació en 1998, luego de la famosa publicación de Norman Myers en la que destacaba la importancia de proteger aquellos sitios del mundo valiosos por su biodiversidad.
“Nos subimos cuatro investigadores a una camioneta con una lancha inflable, nuestros tanques de buceo y nos fuimos costeando, visitando muchos de los lugares que pescadores y conocedores del golfo nos habían recomendado como prioritarios”, recuerda el Dr. Octavio Aburto, actual catedrático del Instituto Scripps de Oceanografía y egresado de la Universidad Autónoma de Baja California Sur.
Este programa ha logrado monitorear más de 600 arrecifes, ha realizado más de medio millón de registros de alrededor de 3 millones de individuos (contados y medidos) de cerca de 800 especies y ha permitido el diseño de un modelo que alertó sobre la urgente protección de 15 regiones prioritarias.
Entre estas regiones se encuentran Isla Cerralvo, San Basilio, la región de Santa Rosalía e Isla Tortuga, e islas espectaculares en las Grandes Islas del Norte del Golfo.
Esta actividad científica ha generado datos relevantes que permiten documentar, por ejemplo, la tropicalización del sur del Golfo de California, calcular la cantidad y el tamaño de especies comerciales y carismáticas de la región, y la riqueza de las especies. Además, se han identificado los cambios que a lo largo del tiempo muestran las comunidades de peces de los arrecifes rocosos de la región.
“Sin este programa nunca se hubiera mostrado, por ejemplo, que el Parque Nacional Cabo Pulmo tuvo una recuperación de 463% de la biomasa de peces en 10 años de protección; tampoco hubiéramos podido publicar recientemente que el sur del Golfo de California se está tropicalizando.
“Tampoco hubiéramos podido mostrar los impactos de los distintos tipos de protección más allá de la figura de Áreas Marinas Protegidas, como es el caso de las Islas Marías, que cuando fue prisión en sus aguas se restringía la actividad humana. Por todo ello y por la cantidad de investigadores y estudiantes que han participado, por la permanencia misma del programa lo podemos considerar muy exitoso”, señala Aburto.
De acuerdo con el ecólogo marino, desafortunadamente el programa ha mostrado que la mayoría de los arrecifes se han degradado, han perdido biodiversidad y productividad y, los impactos del cambio climático están siendo evidentes; muy pocos lugares están resistiendo.
“Es por eso que no solamente nos proponemos mantener el programa y seguir compartiendo la ciencia, queremos también involucrar a las comunidades y a los tomadores de decisiones para que juntos busquemos los mismos resultados que se muestran en Cabo Pulmo en las demás regiones que aún están pendientes”, señala el Dr. Octavio Aburto.
Como en muchos otros lugares, los arrecifes del Golfo de California y el Pacífico Mexicano albergan una gran diversidad de especies de peces e invertebrados. Para el sector pesquero, representan semilleros y exportadores de especies que sostienen pesquerías de las cuales miles de familias dependen. Del mismo modo, el sector de turismo se beneficia de estos ecosistemas al ser sitios óptimos para practicar el buceo o algún otro deporte subacuático.
Por esta razón, en el 25 aniversario de este proyecto de monitoreo científico el equipo del Dr. Aburto preparó una expedición especial del 16 de septiembre al 17 de octubre a bordo del barco Quino, “El Guardián”. Entre los y las participantes se encuentran especialistas en invertebrados, investigadores especializados en peces, historiadores naturales, incluyendo a un grupo enfocado en la aplicación de tecnologías como las cámaras que con un poco de carnada logran registrar especies difíciles de ver.
Esta será la cuarta ocasión en que el programa llevará a cabo el recorrido por el Golfo de California, desde Cabo San Lucas hasta las grandes islas, con paradas calendarizadas para monitorear más de 120 arrecifes.
Resalta que, por primera vez, el equipo de científicos y científicas compartirá su trayecto, sus avances y sus hallazgos a través de las redes sociales, lo que permitirá al público acompañarlos en su gran aventura científica.
Al respecto, el Dr. Carlos Sánchez Ortiz, profesor-investigador de la UABCS que participará en la expedición, dijo que la casa de estudios sudcaliforniana inició este programa marino en colaboración con el Instituto Scripps de Oceanografía, a través del Dr. Paul Dayton y Enric Sala.
La idea era hacer el monitoreo cada año para plantear resultados a largo plazo, sobre cómo la comunidad de peces e invertebrados cambian a través del tiempo en todo el Pacífico mexicano, incluyendo el Golfo de California e islas oceánicas, recabando datos desde Huatulco, Guerrero, Colima y Revillagigedo, hasta Bahía Magdalena.
“Nosotros formamos un equipo al que llamamos monitores, al cual especializamos en el conteo y reconocimiento de las especies de peces e invertebrados. Tenemos aproximadamente 300 sitios de monitoreo y en cada uno se hacen censos a 20 y a 5 metros con varias repeticiones. Todo esto a través de gente muy especializada en la investigación, estudiantes y tesistas, quienes utilizan el buceo como una herramienta para hacer los censos”.
El profesor universitario, quien además funge como responsable del Laboratorio de Fauna Arrecifal en la UABCS, detalló que gracias a este trabajo, actualmente cuentan con una base de información de casi 4 millones de datos, recabados en zonas que, en tamaño, equivalen a más de 35 canchas de futbol.
“Entonces, estos estudios nos permiten ver qué es lo que pasa en nuestros mares y arrecifes, dentro y fuera de las Áreas Naturales Protegidas. Al mismo tiempo, determinar cómo es que la pesca o el cambio climático pueden afectar la biodiversidad. Pero también, esto deriva en recomendaciones puntuales para la preservación, conservación y mitigación de efectos, como la creación de parques por ejemplo”, subrayó el Dr. Carlos Sánchez.