El Partido de la Revolución Democrática (PRD), que se originó como una fusión de la izquierda comunista y socialista con los priistas disidentes de la Corriente Democrática, ha perdido su registro como partido nacional y en 26 entidades federativas. A pesar de su histórica lucha por la democracia interna y sus logros significativos en décadas pasadas, el PRD no logró el 3% de las preferencias electorales necesarias para mantenerse como opción política a nivel nacional.
En las elecciones locales del 2 de junio, el PRD sólo obtuvo suficiente apoyo en Baja California Sur (6.4%), Guerrero (8.09%), Estado de México (4.09%), Michoacán (6.79%), Sonora (4.05%) y Tabasco (9.05%). En contraste, en entidades como Campeche, Guanajuato, Jalisco, Nuevo León y Yucatán, su votación fue inferior al uno por ciento, evidenciando su pérdida de relevancia política en gran parte del país.
La marginalización del PRD se ha visto exacerbada por un prolongado proceso de balcanización interna, marcado por la división entre sus principales corrientes: Los Obradoristas, Los Chuchos y Los Bejaranos. Esta fragmentación se profundizó en 2008 cuando la elección del presidente nacional del partido desató una guerra política interna, al ser impugnado el triunfo de Jesús Ortega (Los Chuchos) sobre Alejandro Encinas (Los Obradoristas).
El conflicto interno continuó afectando al PRD, especialmente después de la salida de Andrés Manuel López Obrador en 2012, quien formó el partido Morena. La decisión de Los Chuchos de apoyar el Pacto por México, que fue visto como una traición por otros sectores del PRD, aceleró el éxodo de militantes hacia Morena, debilitando aún más al partido.
A pesar de las divisiones y las deserciones, el PRD logró mantener su relevancia en algunas elecciones, aliándose con el PAN y Movimiento Ciudadano en 2018, y posteriormente con el PAN y el PRI en 2021. Sin embargo, el triunfo de López Obrador en la Presidencia de la República y la continua migración de perredistas hacia Morena redujeron drásticamente su influencia política.
Finalmente, en las elecciones del 2 de junio pasado, el PRD no alcanzó los votos necesarios para conservar su registro como partido nacional. Con sólo un millón 121 mil 20 votos para la elección presidencial, equivalentes al 1.86% de la votación nacional, el PRD deja de ser una fuerza política reconocida a nivel nacional, marcando el fin de una era para un partido que alguna vez fue un pilar de la izquierda mexicana.