
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la duplicación de los aranceles a las importaciones de acero y aluminio procedentes de Canadá, elevándolos del 25% al 50%. La medida, que entrará en vigor este miércoles, fue justificada como una respuesta a un recargo eléctrico impuesto por la provincia canadiense de Ontario a tres estados estadounidenses. Trump advirtió que estos aranceles podrían afectar gravemente a la industria automotriz canadiense.
Además de los nuevos aranceles, el mandatario ha criticado a Canadá por su política comercial, mencionando supuestos impuestos elevados sobre productos lácteos y el tráfico de fentanilo. En tono de burla, sugirió que la única solución sería que Canadá se convirtiera en el “Estado número 51” de EE.UU., lo que ha generado molestia entre los líderes canadienses.
La noticia impactó rápidamente en los mercados financieros, provocando una caída del 0.9% en el Dow Jones y del 0.4% en el S&P 500. Aunque el Nasdaq logró estabilizarse tras las pérdidas del lunes, persisten preocupaciones sobre una posible recesión debido a las políticas económicas de la administración Trump. Goldman Sachs redujo su previsión de crecimiento para EE.UU. y aumentó ligeramente la probabilidad de una recesión.
Pese a la incertidumbre económica, Trump aseguró que estos aranceles son parte de un proceso de “transición” destinado a fortalecer la industria manufacturera estadounidense. Argumentó que las tarifas incentivarán a las empresas a trasladar su producción a EE.UU., aunque reconoció que el impacto en la economía podría tomar tiempo en reflejarse.
La Casa Blanca ha defendido la medida, afirmando que ya ha impulsado a empresas como Honda y Volkswagen a considerar nuevas inversiones en el país. No obstante, la incertidumbre persiste entre los inversionistas y el sector empresarial, quienes temen que las políticas proteccionistas puedan desacelerar el crecimiento económico en lugar de fortalecerlo.