El primer ministro de Papúa Nueva Guinea, James Marape, declaró este jueves el estado de emergencia en su país ante los disturbios en varias ciudades que han causado la muerte de al menos dieciséis personas.
Marape anunció que la medida se mantendrá inicialmente durante catorce días y que mil efectivos del Ejército se encuentran a la espera de ser convocados si se produce una escalada de violencia, según publica hoy el medio australiano ABC.
Nueve personas han fallecido en la capital, Port Moresby, mientras otras siete han muerto en Lae, la segunda mayor ciudad de Papúa Nueva Guinea, de acuerdo con las cifras oficiales.
Los disturbios comenzaron después de que una protesta pacífica convocada el miércoles por la Policía y otros efectivos de seguridad por el recorte de sus salarios y el de otros funcionarios tornara en violenta al ser aprovechada por otros ciudadanos para realizar saqueos y provocar incendios en la capital y en otras urbes.
Vídeos colgados en las redes sociales muestran almacenes envueltos en llamas y multitudes participando en saqueos, que se han expandido a otras regiones y se prolongaron hasta altas horas de la madrugada del jueves, según el periódico local Post-Courier.
Antes de los disturbios, unos 200 policías, oficiales del Ejército y los servicios penitenciarios convocaron una huelga y entraron en el Parlamento el miércoles de manera pacífica para protestar por la subida impositiva a los salarios de los funcionarios, que ha provocado un recorte en los mismos.
Marape y su gabinete afirmaron entonces que la reducción salarial no fue deliberada y que se debió a un fallo técnico, y aseguraron que los funcionarios serían reembolsados.
Asimismo, Marape pidió esta mañana a la población en un acto público que no “salga a la calle” y subrayó que es imperativo que el país recupere la seguridad, tras autorizar la víspera al Ejército a participar para “restaurar” el orden.
Papúa Nueva Guinea, una nación rica en recursos que tiene a una gran parte de sus doce millones de habitantes en situación de extrema pobreza, está aislada por los problemas de conexión e infraestructura, especialmente en áreas remotas donde la seguridad y servicios básicos de salud y educación escasean.
Independizada de Australia en 1975, este país -cuyo Gobierno firmó en diciembre un acuerdo de seguridad con Camberra que incluye ayudas financieras para modernizar sus fuerzas policiales- también tiene una larga historia de intrigas políticas, corrupción y conflictos internos.
Estados Unidos y Australia, su aliado estratégico en Oceanía, han redoblado su cortejo a varias naciones insulares del Pacífico a raíz de que China firmara en abril de 2022 un pacto de seguridad con las Islas Salomón.