Kerrville, Texas. — A medida que mejora el clima en el centro de Texas, disminuyen las esperanzas de encontrar sobrevivientes entre los escombros dejados por las devastadoras inundaciones que arrasaron la región el pasado fin de semana. El saldo mortal supera ya los 100 fallecidos, y decenas de personas siguen desaparecidas, entre ellas varios menores de edad.
El impacto más grave se concentró en el área de Hill Country, donde una creciente repentina del río Guadalupe arrasó campamentos de verano y hogares. Camp Mystic, un histórico campamento cristiano para niñas, fue una de las zonas más afectadas: al menos 27 personas perdieron la vida allí, incluyendo niñas y guías.
Las autoridades continúan con una de las búsquedas más grandes en la historia reciente del estado, mientras crecen las dudas sobre la eficacia de las alertas y las acciones preventivas tomadas antes del desastre. Algunos campamentos evacuaron a tiempo; otros fueron sorprendidos por la fuerza imprevista del agua.
Con maquinaria pesada, voluntarios y cuerpos de emergencia trabajan entre árboles caídos, escombros y restos de viviendas. Las autoridades locales han prometido investigar las posibles fallas en el sistema de advertencias, pero por ahora la prioridad sigue siendo encontrar a los desaparecidos.