El huracán Rafael, que recientemente alcanzó la categoría 2 en la escala Saffir-Simpson, ha cambiado su rumbo y se aproxima a las costas mexicanas, informó la Comisión Nacional del Agua (Conagua) este jueves 7 de noviembre. Inicialmente, se esperaba que el huracán, tras impactar La Habana, Cuba, se dirigiera hacia Florida, Estados Unidos, pero las nuevas previsiones apuntan a que se mantendrá en el mar, sin tocar tierra mexicana, aunque las condiciones meteorológicas afectarán varias regiones.
A las 12:00 horas del jueves, el centro del huracán se encontraba a 350 kilómetros al nor-noreste de Cabo Catoche, Quintana Roo, y a 370 km al oeste-noroeste de La Habana, Cuba. Con vientos máximos sostenidos de 155 km/h y ráfagas de hasta 195 km/h, el fenómeno meteorológico se desplazaba hacia el oeste-noroeste a 15 km/h. Aunque la trayectoria de Rafael ha cambiado, las bandas nubosas continúan generando lluvias intensas y potenciales riesgos para las zonas costeras.
Según Conagua, los estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán serán los más afectados por las lluvias derivadas de este huracán. Se esperan precipitaciones fuertes de 25 a 50 milímetros, lo que podría ocasionar encharcamientos en algunas áreas. Además, las rachas de viento de 40 a 60 km/h y el oleaje elevado de hasta 2 metros podrían afectar tanto a la población como a los turistas, por lo que se recomienda a la ciudadanía extremar precauciones y seguir las indicaciones del Servicio Meteorológico Nacional y Protección Civil.
En cuanto a la trayectoria de Rafael, el pronóstico de la Conagua señala que, para el viernes 8 de noviembre, el huracán se degradará a categoría 1 y mantendrá su intensidad. Se prevé que el sábado 9 de noviembre, aproximadamente a las 18:00 horas, el sistema perderá fuerza y se convertirá en una tormenta tropical, lo que disminuirá su impacto en las costas mexicanas.
Por su parte, Cuba comienza a evaluar los daños causados por el paso del huracán Rafael, que ha afectado especialmente a la capital, La Habana. El fenómeno meteorológico causó un apagón nacional y dejó un escenario de destrucción, con árboles caídos, postes eléctricos derribados y viviendas dañadas. La capital cubana amaneció con cielos nublados y lluvias esporádicas, mientras los residentes de la ciudad comenzaron a limpiar los escombros y a reparar las estructuras dañadas por las fuertes ráfagas de viento y lluvias.