“En los zapatos de un niño”, testimonio de infantes sin hogar y sin esperanza: Lourdes Anguiano

  • La escritora sudcaliforniana en su libro comparte las historias de los infantes encerrados en albergues y orfanatos que lloran su abandono y que buscan el amor que no se desvanezca con el alba

Leticia Hernández Vera

San José del Cabo.-Empapada del dolor que sufren los niños llamados institucionalizados que están en albergues, orfanatos o casas hogar, por trabajar cerca de estas instituciones, conocer sus historias, en su mayoría trágicas, por convivir con estos menores, no solo en  Baja California Sur sino a nivel nacional, hace de Lourdes Anguiano una voz autorizada para cuestionar el caduco sistema de atención infantil en nuestro país, llamar a la conciencia ciudadana ante lo que está pasando a los niños sin hogar y hacer algo por ellos para transformar sus vidas.

La escritora sudcaliforniana, al compartir estas historias en un trabajo que le llevó años recopilar en su mayoría trágicas,  en su libro “En los zapatos de un niño”, transmite sentimientos de una tristeza profunda, pero también de una frustración, porque los menores en cada casa cuna, cada casa hogar, cada orfanato, están encerrados bajo cuatro paredes, son invisibilizados, nadie nota lo que sucede al interior de estas frías instituciones.

De su libro, dice que es un llamado a la conciencia, a pesar de que lo escribió hace 8 años, siguen sucediendo estos casos de maltrato infantil, porque ahorita ya son 33 mil menores los que están en esas casas a nivel nacional.

En una larga entrevista, la escritora, con un gran corazón, porque se ha dedicado a ayudar a los niños que más lo necesitan y para ello creó una fundación, da muestra de un claro ejemplo, que sí es posible cambiar el mundo de estos menores, con un poquito de cariño y atención a estos niños sin ilusiones, sin una vida propia, que no saben del cariño de mamá, que muchas veces en lugar de recibir amor, recibieron malos tratos, vejaciones, descuidos.

¿Qué tan difícil ha sido para ti  conocer cada una de las historias de estos pequeños y luchar contra un sistema con bastantes deficiencias y burocrático, porque cada vez ponen más trabas para que padres puedan adoptar a esos menores?, se le plantea.

Muy cruel, triste, pero también ha sido una satisfacción saber que esos niños, varios de ellos han alcanzado el éxito, quisiera que el cien por ciento de los que han estado en estos centros lograran una mejor vida, pero desafortunadamente sólo un 20 por ciento ha logrado llegar a sus metas, que son muy pocos.

Nos cuenta que si bien las más de 150 historias de las cuales solo anexó 20 en su primer libro y otro número similar en su segundo tomo, son de centros o casa hogar de todo el país, también las hay de Baja California Sur, que no es la excepción de este difícil panorama para los menores institucionalizados.

Refiere que en la entidad como en todo el país, la mayor parte de los niños llegan a las casas hogar por situación de maltrato, abandono, descuido de las mamás que están y no los atienden, que andan en el alcohol y drogas; casos de madres con una segunda pareja que no quieren el compromiso de los hijos y recurren a prácticas violentas. Muy pocos llegan por ser huérfanos.

Cuando hay estos casos, hay más posibilidades que los adopte un matrimonio  porque no hay familiares que puedan reclamar la custodia.

Aprovecha para hacer un llamado a la sociedad, para abrir un poco más los ojos y seguir insistiendo para que las autoridades no nada más estén de escritorio, sino que hagan cumplir la ley, como funcionarios son los encargados de resguardar a los niños, velar que reciban sus derechos y tengan un hogar,  una familia, un nombre, que se les envíe a la escuela,  que tengan no nada más una casa, comida o sustento, sino que les de amor, en eso hay que seguir insistiendo para que la ley se cumpla.

Si no hay un cambio en la forma de atender a los niños de estas casas hogar, sin amor ni comprensión, se están generando los delincuentes del mañana, remarcó.

Tan grave es la situación, recalca la escritora, que prepara su segundo libro “Ya Crecieron” donde contará  la historia de qué paso con esos pequeños que al cumplir la mayoría de edad salieron de la institución, muchos de ellos lograron comunicarse con ella y contarle cómo van en la vida como el caso de Chiverito, y de la niña embarazada.

Comparte la historia de Chiverito, que llegó al orfanato por primera vez sucio, descalzo y el cuerpo lleno de arañazos, sin un nombre y cuando contó que cuidaba chivas en un rancho, se le quedó ese apodo. Después de varios años de soportar el maltrato del abuelo, que lo golpeaba con alambres de púa y el abuso sexual de su tío, ante la complacencia de su madre, el niño de 10 años un día logró escapar subiéndose a una patrulla  y al descubrirlo agentes lo llevaron a la casa hogar, con miedo y llorando, pedía no lo regresaran a su casa, una de tantas historias de desamor.

¿Qué tan grave es el problema en Baja California Sur?

En el estado hay aproximadamente 100 niños divididos entre casas de La Paz y Los Cabos; en Cabo San Lucas hay 45, en La Paz, 45, y otros 30 niños en la Casa Hogar de San José del Cabo, aunque los números pueden variar.

Los servicios han mejorado un poco, pero aún falta mucho por hacer sobre todo en agilizar los trámites para que más pequeños puedan ser adoptados por parejas que deseen tener hijos y asuman el compromiso del cuidado con amor y responsabilidad.

¿Si tuvieras una varita mágica, que cambiarías?

Lo que pediría que cambie es lo que sucede actualmente, que al cumplir los 18 años los menores tienen que salir de las casas asistenciales pero sin ningún respaldo, ni un lugar donde vivir, ni con quien acudir, se requiere que haya  ese acompañamiento y apoyo al momento en que se enfrentan esos niños-jóvenes a su destino.

¿Cuantos orfanatos, casas hogares para niños existen en el país?

En el país, según lo he documentado hay poco más de 2 mil 875. De esas casas registradas ante las autoridades nada más 170 son del sistema del gobierno, los demás son particulares y cuando se les pregunta a los encargados, los más educados te dicen que no tienen por qué dar información al sistema de atención a los niños porque ellos no aportan dinero para su manutención.

Hace algunos años aquí en Baja California Sur había 3 casas clandestinas y lo mismo pasa en todo el país, por lo que las condiciones pueden ser mucho peores para los infantes, pero poco se llega a saber. Toda esta información, revela, es resultado de 14 años de investigación en la materia.

Cuenta que si en las casas institucionalizadas suceden cosas, que decir de las casas no reguladas, donde ha habido niños que los cambian de un lugar a otro y al final nadie vuelve a saber de ellos, niños que pudiera ir en adopción, tener un hogar sustituto pero se les niega esa oportunidad.

Hace una pausa, permanece unos minutos en silencio, para luego comentar que hacen falta muchas reformas o que las leyes que se han aprobado se apliquen para el bienestar de los niños, citó la reforma al artículo 441  del Código Civil para garantizar el derecho a la adopción y recuerda otra más donde después de tres meses que los padres no aparecen o no toman terapia, sus hijos automáticamente tienen el derecho a tener un hogar.

Insiste que el no agilizar las adopciones, lleva a que niños crezcan sin amor y desafortunadamente de estos niños que conoció, muchos de ellos se perdieron en el vicio, en las drogas, prostitución, 3 de ellos se suicidaron y dos de ellos murieron por la adicción a las drogas, son casos muy lamentables.

Para la reflexión invitó a los padres de familia a imaginar a sus hijos, sobrinos, familiares en una situación como estos niños, encerrados en una habitación de 6×4, con 28 literas, con cuidadores de ocho horas, donde no existe la propiedad privada, nada es suyo, nada les pertenece; se dijo segura que con este ejercicio, cambiaría la percepción de los adultos sobre lo que está pasando con estos menores.

¿También te dedicas a ayudar a los niños, cuéntanos?

Apoyo a los niños en situación vulnerable, niños de escasos recursos, niños que por una u otra razón no tienen lo suficiente para ir a la escuela, que necesitan útiles escolares, soy procuradora de fondos. Algunos de los chicos que ya salieron de las casas hogares me dicen mama lulú estoy en la universidad y necesito comprar un libro y no completo entonces busco a mis amigos, hacemos colecta y llevamos los apoyos a quienes menos tienen.

Lulú o mamá Lulú como así le llaman sus amigos, finalizó la entrevista con una petición a la comunidad, a la sociedad sudcaliforniana,  no ignorar lo que pasa con nuestros niños de las casas hogar;  a los encargados y responsables, les conminó a poner el corazón a lo que hacen y que esos pequeños que serán los hombres del mañana sean vistos y atendidos con calidad humana.

Con esos pequeños cambios que está en cada uno de nosotros los mexicanos, sudcalifornianos y cabeños, será posible transformar el presente y futuro, para que no haya más “Chiveritos”.